martes, 5 de febrero de 2013

Páginas arrancadas.

Una mirada, un gesto, una sonrisa. Cada cosa tiene su valor. 
Hay gente que dicen que no hay que vivir de los recuerdos. Ya que las cosas no van a volver a ser iguales por más que lo intentes. Pero cuando te giras y miras al pasado, ves esas huellas. Esos trozos de corazón que se te han ido cayendo. Vuelves al pasado y te paras a examinar esas huellas. Esos sentimientos que dejaron marca. Esas cicatrices que no se pudieron tapar. Y te preguntas: ¿Qué hubiera pasado si hubiera hecho aquello?
Te quedas con la curiosidad de saber como habría sido el final de aquella historia. Pero lo peor de todo, es que la historia ya terminó. ¿Por qué? Porque yo arranqué esas páginas de aquel capítulo. Quise pasar al siguiente para olvidarme de todo. Pero lo mejor de todo es que no me arrepiento de haber pasado página. Ahora vuelvo a sonreír como antes nunca lo hacía. Vuelvo a ser una nueva. Después de tantos capítulos, tantas huellas, tantas cicatrices, me he dado cuenta de muchas cosas. He cambiado. O me han cambiado. En buen sentido, claro. Aunque lo peor de todo es que tengo la curiosidad de saber qué habría pasado si no hubiera arrancado aquellas páginas. ¿Habría sido más feliz o habría vuelto a caer en una trampa? No lo sé. Quiero dejar el pasado atrás, pero esas ganas de saber cuál era el final de ese capítulo nadie me lo quita. O eso creo.

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